Complejo Lateranense

Aquí surgiò el Baptisterio, durante mucho tiempo el único lugar en el que los fieles podían ser bautizados.

En su centro se situaba el Patriarquio, la sede de los Pontífices hasta comienzos del siglo XIV. Al regreso del exilio en la ciudad francesa de Aviñón, la residencia de los Papas se trasladó al Vaticano.

Desde Jerusalén, la madre de Constantino trajo aquí la Escalera del Pretorio, subida por Jesús durante su juicio.

En una de sus capillas, el Sancta Sanctórum, se conservaron las reliquias más sagradas de la Cristiandad.

Con las transformaciones de los siglos posteriores, y en particular las realizadas a mitades del siglo XVII, la Basílica adopta la forma actual y por su belleza ha merecido el nombre de “Áurea”, es decir hecha de oro.

La entrada especial que proponemos le permite acceder fácilmente al conjunto de los lugares de interés indicados en el marco de aproximadamente 2 horas acompañados de un sistema de audioguía multilingüe.

Le aconsejamos que visite primero la Basílica con el Claustro, y a continuación salga al exterior de la Basílica con la visita del Baptisterio, situado en la parte posterior.

Al finalizar, puede completar la visita accediendo al edificio de la Escalera Santa, situado a la derecha de la Basílica, y admirar la Capilla del Sancta Sanctórum.

Si solo dispone de una hora, le aconsejamos visitar primero la Basílica con su Claustro y después la Escalera Santa y el Sancta Sanctórum.

El Baptisterio se presenta como un edificio del siglo V, que presenta la particularidad de no haber dejado nunca de ejercer la función para la que fue construido, es decir para el Bautismo. Ha sido siempre un edificio vivo. A partir de aquellas épocas lejanas, no ha habido nunca un año en el que no se haya administrado el Bautismo en el Baptisterio. Además, aquí llega un gran número de peregrinos para renovar las promesas bautismales, y aquí los cristianos, procedentes de varias partes del mundo, se sienten unidos por un solo Bautismo y por una sola fe. Incluso vienen a celebrar la memoria del Bautismo cristianos anglicanos, y son numerosísimas las visitas de cristianos ortodoxos. Hoy usted forma parte de esta gran comunión de fe y amor, y está invitado a visitar este lugar no tan solo como realidad artística, sino también como momento de plegaria. El interior del Baptisterio ofrece a los visitantes los testimonios de la fe de la antigüedad cristiana, los discretos restos de la Edad Media, la transición artística del período renacentista; en el interior de la capilla de San Venancio, en la cual celebramos la Santa Misa parroquial, se encuentra un importante mosaico del siglo VII, dedicado a los santos de la tierra dálmata, y una tierna imagen pintada sobre piedra: es la Virgen de la fuente, que ofrece a la mirada del visitante a su Niño Jesús. La comunidad parroquial le traslada sus saludos más fraternales.

Según una antigua tradición cristiana, en el año 326 la emperatriz Santa Elena mandó trasladar a Roma desde el pretorio de Pilato en Jerusalén, la Escalera subida varias veces por Jesús el día de su condena a muerte. Por este motivo se le llamó la Escalera de Pilatos o Escalera Santa. Los primeros testimonios escritos de esta insigne memoria de la Pasión aparecen en un pasaje del Liber Pontificalis de la época de Sergio II (844-847) y en una Bula de Pascual II (1099-1119). La Escalera Santa debe su nombre a los 28 escalones que conducen a la capilla y que se suben de rodillas como signo de veneración por la Pasión de Jesús. Es verdad que estaba situada en el Patriarchium, o Palacio de Letrán, antigua sede de los Papas, y que Sixto V, en 1589, la hizo colocar delante de la capilla papal donde permaneció dando forma al único edificio actual. Pio IX (1846-1878) se encargó de las restauraciones y promovió el culto de la importante reliquia con la construcción del contiguo convento, que el 24 de febrero de 1853 confió a los religiosos de la Congregación de la Pasión.

Fue el oratorio privado de los Papas hasta el período del Renacimiento; da testimonio del esplendor del antiguo Patriarquio y de un milenio de historia del pontificado romano. Se desconoce su fundador. Originalmente estaba dedicado a San Lorenzo, y desde el siglo IX, por las muchas y veneradísimas reliquias de Santo custodiadas allí, empezó a llamarse Sancta Sanctórum. La primera mención se lee en el Liber Pontificalis, bajo el papado de Esteban III (†772), y los testimonios se multiplican a partir del siglo XI, especialmente a propósito de la liturgia de la Semana Santa y de la toma de posesión de los Papas de Letrán. Gregorio IV (†844) hizo construir cerca de la capilla un aposento privado para orar más cómodamente y designar a los clérigos de la Curia. Los Papas compitieron por decorarlo y restaurarlo. Se explayaron León III (†816), Inocencio III (†1216), Honorio III (†1227), y especialmente Nicolás III (†1280), a los que debemos la configuración actual de la capilla. Bajo su pontificado se realizaron los frescos atribuidos a la escuela romana del siglo XIII, la finalización del mosaico sobre el altar y el pavimento de estilo cosmatesco. A Calixto III (†1458) se debe el robusto muro de refuerzo de la parte posterior. Providencialmente, la capilla no sufrió daños graves durante el Saqueo de Roma (1527), y los trabajos de Sixto V, sobre un proyecto del arquitecto Doménico Fontana que realizó cinco rampas de escaleras con la de la Escalera Santa en el centro, dejaron intacta la fisionomía del Sancta Sanctórum.